Eh, ¿dónde está el templo?

Nueva jornada en Shanghai que como cada día comenzó con clase. Los martes y los jueves es la clase de (Escuchar - - Ting), es la que más me cuesta, pero de nuevo la profesora me dice que progreso adecuadamente. Normalmente os pongo una foto de clase, hoy os voy a enseñar al ejercito de mujeres que esperan junto a la puerta de mi habitación a que la deje a partir de las 8 y 15, son las señoras de la limpieza de las cuales muchas viven en la propia residencia.
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La puerta del fondo, contra la que están apoyadas es la de mi habitación. A eso de las 7 de la mañana ya las oyes por el pasillo por lo que no es difícil no despertarse y todas, absolutamente todas llevan una chapita con una cara sonriente, creo que me voy a tener que hacer con una.
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Hay otra de estas mujeres en el minisuper de la residencia, es la que nos cobra, a ver si la podemos captar.
Este martes también hemos descubierto que dos se han cambiado de curso, pero han venido otros cuatro y la clase se nos está quedando pequeña aunque Nicholas, el niño de 13 años de Nueva Zelanda que sabe tanto, se va este domingo de vuelta a casa.
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¿Y qué había un martes después de comer por cierto comida picante no lo siguiente? Caligrafía. Resulta que mis comas no estaban mal del todo, saque un ocho así que mal mal no se me da. Pero mi profesor tenía preparados nuevos caracteres, esta vez rayas. Los suyos al lado de los míos son poesía.
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La clase acabó con seis pliegues de deberes que haremos diligentemente para no perder el ritmo. Bueno, después de caligrafía, descansar un poco, darnos un agua y hacer algún plan decidimos ir a un templo que hay a sólo dos paradas de metro.
Es el templo de Jing´an construido en el 272. Durante la Era de los Tres Reinos. En un principio se le conocía como el Templo de Chongyuan, pero durante la dinastía Tang se le cambió el nombre por el de Yongtai Monastery para finalmente quedarse con el nombre que tiene hoy en día en 1008 durante la dinastía Yuan.
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En un principio esta no era su ubicación pero en 1216 fue movido al completo a la localización actual y en torno a él, Shanghai ha crecido a lo alto y a lo ancho. Dimos vueltas y vueltas buscando la entrada pero sólo veíamos tiendas y de las caras. ¿Y la puerta? ¿Dónde estaba el templo?
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Lo desconocíamos y la respuesta de Andi fue irse a ver tiendas, aunque corrimos delante de un rinoceronte y encontré a mi "novio" petrificado en un parque.
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Y ¿El templo? pues ni idea. La noche terminó en un Pizza Hut, al que tuvimos que hacer cola para entrar y una de "Vamos a hacer los deberes" concentrada en mi cuarto.
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